“Damiaaaaán”, todavía resuena en su memoria la manera en que su madre le hacía saber que ya era hora de ponerle pausa al momento que más le gustaba del día, que más disfrutaba pero que también más rápido se le pasaba, que era el que pasaba junto a sus amigos de la cuadra jugando apasionadamente al fútbol (o las escondidas, o andar en bici, o a lo que sea surgiera), para ir a cenar y retomar al otro día su pasión por jugar con sus amigos.
Damián, un pibe de barrio, ingenuo y curioso, que ya desde pequeño sobresalían en él dos cualidades que se mantienen en su esencia hasta el día de hoy: soñador y aventurero.
Hoy, a sus 26 años, es un modelo a escala del que solía ser cuando niño. En aquel entonces soñaba con ser científico (esos de laboratorio), se maravillaba con documentales de Discovery Channel y le divertía desafiarse con problemas matemáticos. Sin darse cuenta, la vida lo llevó por caminos aparentemente inconexos, pero sus inquietudes nunca desaparecieron, siguieron latentes todo el tiempo pero casi imperceptibles a su conciencia, confluyendo mucho tiempo después en su decisión de seguir la carrera de economía.
Siempre le fascinaron las preguntas existenciales acerca de la vida, el mundo y el universo. Hoy esas preguntas se transformaron en desafíos cotidianos, e intenta tener siempre presente la capacidad y, sobre todo, actitud de asombro ante la vida; rodearse de personas con pasión por (re)crear un mundo mejor y a su vez, enriquecer el suyo; y tiene el placer y el honor de formar parte de TEDx, de este universo de las ideas, en el que encuentra un retrato multitemporal de sí mismo y se reencuentra a cada instante con todo (y todos) lo(s) que alguna vez fue.
